Cuentos que no son cuentos

El Felino Rampante


Juan se acercó a la ventana para calmar los desaforados ladridos de sus cuatro dóberman mientras movía el azúcar a su taza de café. Llevaba varios días sin dormir y ese día solicitó permiso de llegar tarde a su trabajo.

— ¡Esta maldita duda no me deja dormir! Los perros han estado aullando y no me gusta, seguro es un aviso, ya mi jefecita me advirtió que lo piense bien y no hago caso, total... ¡Qué sea lo que Dios quiera!

Bebió el último sorbo de café y con decisión férrea se alistó para salir. Juan vivía en la alcaldía Cuauhtémoc, de la ciudad de México. A sus cuarenta y seis años no había encontrado al amor de su vida; había tenido siete novias antes de Jovanna Jacqueline, su actual pareja. Con todas pensó en casarse y desde joven gustaba entretener el tiempo imaginando ese día tan anhelado: verse en el altar con su abnegada y modocita novia, pero por alguna situación algo frustraba los anhelos de boda. En vísperas de contraer matrimonio, algo lo llevó a confiar en aquel anuncio que escuchó en la radio: la respuesta a todas sus dudas. Se subió en la estación del metro Balderas para transbordar en Pino Suárez, con dirección Viaducto.

Con papel en mano se dispuso a buscar la dirección, no percibió al señor con túnica y turbante blanco que lo observó desde la cera de enfrente, le llamó: — ¿qué dirección busca? Juan escuchó su nombre e inmediatamente cruzó la calle para encontrarse con aquel personaje de aspecto tan extravagante; sintió una extraña sensación al estar frente la entrada del local F-566,  más cuando su mirada topó con la figura disecada de un felino rampante de gran tamaño, su cuerpo se estremeció.

—¿Qué te pasa hermano?, mira cómo te erizas. Aquel sujeto continuó hablando mientras lo conducía adentro del local. —Tu aura está gris, la puedo visualizar, algo oprime tu alma, alguien no quiere tu felicidad. No te apures, el hermano Leopardo te ayudará.

Juan se quedó parado, inmóvil, sin poder distinguir los extraños objetos que sin orden aparente estaban por todo el cuarto. El brujo se apresuró a traer alcohol, un ramo de Pirul, romero, ruda con una flor roja y blanca. Pasó las verdes hojas por todo el angustiado cuerpo de su cliente y con alcohol quemó lo que quedó del ramo. Cuando terminó, cómo un felino a la caza de su presa se acercó a su consultante y preguntó:

— ¿Te has sentido enfermo, te preocupa algo…? — el brujo cerró sus ojos y después de un breve silencio por fin exclamó tajantemente — ¿Llevas noches sin dormir?

— Sí, si si heeermano ¿Cómo lo supo? Titubeó Juan

— No es necesario que me lo digas, lo veo todo. Respondió el curandero y lo miró fijamente y dijo en voz baja. -- Yo lo sé. Y veo más… Es por una mujer. Te diré lo que quieres saber, confía en el Leopardo, aquí vienen todos los que buscan protección, salud, amor o prosperidad. Se acercó aún más a su cliente y con tono intrigante, preguntó ¿eso es lo que buscas, verdad?

El asombro de Juan iba en aumento "¿cómo era posible qué aquel hombre supiera tanto de él?"

Ambos se sentaron, quedando frente uno del otro. En la mesa una baraja, un vaso con agua, sal y un plato pequeño con piedras de diferentes colores. El brujo tomó el mazo de cartas de tarot y las barajó, colocó las manos de su cliente sobre la baraja y pronunció, repite conmigo: por mí, por mi casa, por lo que deseo saber. El chamán se percató que su cliente se quedó por unos minutos ensimismado en su pensamiento. —Hermano, hermanito ¿cuál es la preocupación que te quita el sueño?

Juan levantó la mirada y cuando iba a preguntar por su novia —… bueno… no soy casado y quisiera …

El Leopardo se apresuró — No digas nada. Las cartas nos dirán el futuro —. Tiró tres cartas en la mesa — y dijo — tendrás conflictos económicos, pero saldrás adelante; una mujer blanca está por llegar a tu vida. Hay una morena muy cerca. Tienes qué estar atento porque la felicidad puede estar a tu lado… y no te das cuenta.

— Hay alguien que conoces y no quiere tu prosperidad. No es necesario que digas algo, yo lo sé —. Cerró sus ojos y continúo:

— Es por una mujer … Por dinero. Te diré lo que tú quieres saber. Sacó tres cartas al azar y prosiguió con su charla — confía en el Leopardo. Aquí vienen los que desean protección, amor y prosperidad… ¿Eso buscas?

El asombro de Juan iba en aumento. Las expectativas de aclarar todas sus dudas estaban frente a él.

— Hay alguien que te envidia, no quiere tu felicidad. ¿Te sorprende? Tengo clientes poderosos, altos funcionarios de la política, artistas, empresarios, escritores, candidatas, hasta mis colegas... de todo hermanito, de todo… Todos vienen a consultar al hermano Leopardo. Es un poder que se me ha otorgado de lo más alto. Puedo vaticinar lo que ocurrirá en tu vida y en todo México … ¡Qué digo México, en todo el mundo!

—¿En serio hermanito? Los ojos de Juan se abrieron tan grandes que el curandero pudo mirar lo que necesitaba saber sobre la vida de su cliente.

— ¡Claro hermano! — Respondió el brujo. —Te puedo decir que en nuestro país se avecina una fuerte crisis económica; hay posibilidades muy altas que aumente el precio del maíz y del gas. Una institución monopolizará la educación; las empresas buscarán cambiar de razón social para no pagar impuestos o desaparecer sindicatos. Aparecerán nuevos líderes del narcotráfico. Nuestro país vecino nos culpará de todo cuanto suceda en su territorio por causa de indocumentados, armas y drogas, pero no harán nada al respecto, es la fuente que nutre a su país. En México, los partidos políticos tendrán confrontaciones muy fuertes, habrá: golpes bajos, traiciones, mentadas, chapulines, negociaciones en la oscuridad...de todo hermano, de todo. También se avecina un temblor de gran magnitud y la tasa de desempleo crecerá el próximo año.

Su consultante exclamó sobresaltado — ¿Desempleo? — Juan quedó estupefacto y a la vez sintió gran privilegiado por tantas cosas que el gurú tropical le confió en ese momento, solo se concretó a musitar — ¡Hijole, está del cocol!

Juan pagó 4,500 pesos por la consulta y por una serie de frasquitos y jabones que cómo receta médica le fueron suministrados por un mes.

Al llegar a la ensambladora de autos donde trabajaba, su compañero y amigo preguntó

— ¿Juan, fuiste a ver al señor que sale en la radio, ese del anuncio?

— ¡Sí, carnal, no te imaginas lo que me contó! —. Respondió Juan.

— Bueno, dime ¿qué te dijo? ¿Te conviene la Jovanna Jacqueline, o no?

— No pu`s, de eso no me dijo nada. ¡Pero una mujer de piel blanca aparecerá en mi vida, Carmelo! Mejor le digo a la Jovanita, que esperemos un rato más, es que estoy confundido, ¿no crees?

— No manches, Juan. Tienes cuarenta y seis años, y cinco de novio con JJ, —. Así llamaban de cariño a su compañera, pues los tres trabajaban en la misma ensambladora desde hace más de quince años.

Juan afligido contestó:

— Carmelo, qué tal si la riego; a mi jefecita no le cuadra mucho la JJ... y además, a lo mejor mi felicidad es... ¡La guerita!

Su compañero y amigo preguntó — ¿y... si no?

—Pues, ya ni modo —Respondió Juan, se puso el overol de trabajo y se fue diciendo —. Así lo quiso la vida ... A lo mejor las cosas empeoran y sea yo uno de los desempleados.

Así pasó los días, los meses y los años siguientes, imaginando cómo sería el encuentro con su futura felicidad. Mientras tanto, le sonreía a cuanta mujer de tez blanca se cruzaba en su camino... no vaya a hacer que la felicidad pase a su lado y él nunca se dé cuenta

Abuso de confianza

 Indiferencia, Prepotencia, Fraude

2018

Un día llegué a casa y había personas a dentro: reían, se escuchaba música y conversaban; de inmediato quise saber de qué se trataba y giré la perilla de la puerta principal, pero fue imposible. Fui al patio trasero y la puerta de servicio también estaba cerrada, mire por la venta y vi a mi vecino, le llamé, pregunté, hice gestos, toqué el vidrio, pregunté una y otra vez qué sucedía y él solo me miraba de reojo. Poco a poco fui entendiendo que se trataba de un festejo, un tipo de presentación... Si, una gran fiesta en mi casa, pero yo no estaba invitada. Me molesté y pensé que se debía a una mala jugada por parte de mi vecino y debido a una comunicación de tiempo atrás, sin embargo, esa costumbre que tenemos algunas personas de analizar y tratar de entender el motivo que lleva a las personas a proceder de tal o cual manera, en este caso: ambas partes. Esa consideración me llevó "aceptar" que siguiera con su festejo. Me senté en el pórtico de la casa y esperé. Mientras pasaba el tiempo las personalidades de diferentes ámbitos fueron arribando, algunos saludaban y otros pasaban de largo y yo seguía afuera de mi casa. Traté de entrar y pese a preguntar a los invitados nunca obtuve una respuesta clara que me explicara el porqué había tanto barullo; también llamé a la policía, a los granaderos, bomberos y uno que otro brujo y como mi vecino es influyente me mandaron por un tubo. Por la ventana observé como tiraban las colillas de sus cigarros al piso, tomaron toda mi comida, opinaban de mi sala, del color de mi cocina, de las fotos de mi familia y hasta de mi perro. En algunas ocasiones alguien salía y me miraba con indulgencia, otras simplemente tiraban la basura que consumían hacia fuera de la casa. En varias ocasiones reí de su ocurrente lenguaje. Las personas al mirarme con la quijada entre sus manos y sentada en el pórtico me invitaban un refresco o un bocadillo hecho con los alimentos que encontraron en mi cocina. Me quejé del abuso, de la injusticia,   la comunicación y de la educación, pero nadie escuchó mis solicitudes. A cambio, no faltaron los analistas, los eruditos, el control de plaga, salubridad, derechos humanos, personal de la Castañeda y un sinfín de etiquetas ... Ya casi amanece, creo que es un tipo de fiesta interminable porque vi leyendas de feliz navidad, día de muertos, boda, reconstrucción; no sé si es una fiesta de disfraces, si mi casa es autódromo o pista de baile. Casi nunca los entendí, como ese mensaje del DIF o su colérico y humillante desprecio hacia los "diferentes". Tal parece que el insulto es permitido y solo tiene un sentido, de allá para acá. Y yo solo quería descansar en mi vivienda confortable y fortalecida. Pienso, luego escribo: disfruto el día a día, mi gente, cortar ciruelas y mirar como crece mis plantas ...¿Pero cómo estar sin estar? ¿Cómo participar sin restarle esfuerzo a nadie? ¿Cómo cuidar mi patrimonio? ¿Cómo saber de quién están disponiendo? porque nunca me  informaron.  Y pensé que un representante legal sería muy bueno para ambas partes, ya que la honestidad está desterrada junto a los derechos. No veo otra forma, pero si no es posible buscaré otra editorial porque aquí la liga de escritores "respetables" fraguó el gran fraude.

La vida de los activistas es una constante lucha, el deseo ferviente por un mundo mejor, pero también es un miedo latente, una rebelión en la voz que para muchos es silenciada de raíz.

Se percibía el aroma de distintas flores exóticas, ranas iban y venían cargando enormes paquetes para el gran festejo. Para los habitantes de La Charca de los Lirios el verano es la estación más calurosa por excelencia. Gracias a la lluvia y a un río que se localiza a un kilómetro del lugar, el pequeño charco fue creciendo hasta convertirse...

La temperatura es baja y el vendaje de las piernas no sirve de nada, pareciera que estoy en la antesala de un sepulcro ¡todo fue tan repentino, aún no lo comprendo! Tengo pavor a los hospitales, podría salir corriendo, pero, estoy sujeta a ésta mesa de operaciones esperando a que entre por la puerta el anestesista o la enfermera y...

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