El Canto de la Charca

10.10.2012

Se percibía el aroma de distintas flores exóticas, ranas iban y venían cargando enormes paquetes para el gran festejo. Para los habitantes de La Charca de los Lirios el verano es la estación más calurosa  por excelencia. Gracias a la lluvia y a un río que se localiza a un kilómetro del lugar, el pequeño charco fue creciendo hasta convertirse en una charca con abundante vegetación y hermosos lirios acuáticos, también conocidos como nenúfares, los ancestros de los anfibios consideraban  la flor un regalo de los dioses porque abre sus pétalos en los primeros rayos del sol y cierran en la oscuridad atrapando los malos presagios. Con el paso del tiempo la charca fue albergando todo tipo de animalito que suele habitar en agua estancada o con poca circulación, entre la fauna había: sapos corredores; sapos de espuelas; ranas arlequines, azules y chillonas; gallipatos o tritones jaspeados, etcétera
 

Aquella zona se pobló rápidamente que algunas familias emigraron muy cerca del lugar formando nuevas aldeas o poblados, no había uno o una sin recordar con cariño el origen que permitió alimentarse y reproducirse fácilmente. El primer sábado de agosto la comunidad suele reunirse para celebrar el día de la charca y así fortalecer lazos de fraternidad e inclusión que existe entre las diferentes aldeas. 



El festejo estaba a cargo de doña Jesusa, Carmelita y Joaquina (tres ranas-verdes), ellas realizaron un rico banquete para convidar a todos y todas las invitadas. Las ranas solteras tejieron largas guías con flores para adornar alrededor de la charca; la iluminación corrió por cuenta de diminutas luciérnagas colocadas en el centro de los nenúfares. Arriba de un árbol un grupo de inquietas e inquietos anfibios de especies diversas afinaban sus instrumentos para deleitar a los presentes. No escatimaron esfuerzos,  el lugar se veía espectacular y todo aseguraba un convivio perfecto. Cuando el reloj marcó las seis de la tarde aquello se convirtió en una verdadera algarabía, ranas y sapos llegaron del sur, del norte, este y oeste; todas y todos vestidos con ropas elegantes.


El evento inició con las palabras de bienvenida a cargo del presidente del Consejo de Ancianos, donde resaltó el orgullo de ser una comunidad unida:

- Sapos y ranas ¡bienvenidos al tradicional Día de la Fraternidad! Estamos reunidos y reunidas para recordar y celebrar, una vez más, que somos la comunidad más solidaria, cordial e incluyente de nuestra especie, eso quiere decir: a nadie se le desprecia. No importa cómo vengan vestidos o peinados. No importa el color de sus manchas, ni el tamaño de sus ancas si dan saltos pequeños o largos, ni las costumbres o creencias... ¡Aquí, todos y todas son aceptadas!

El resto de los espectadores al escuchar las palabras, aplaudieron y emitieron gritos de júbilo:

- ¡Viva, bravo!

- ¡Hurra por La Charca de los Lirios! ¡hurra!

-Orgullosos y orgullosas debemos estar de pertenecer a La Charca de los Lirios. Iniciaremos esta gran fiesta con nuestra danza tradicional y la canción más bella; por cierto - hizo una aclaración-, año tras año, hemos sido galardonados en la categoría "Arrullo de luna" que otorga Croac-Awards Music, por nuestro dulce y armonioso canto.  -Dijo vanidosamente el presidente, y continuó: Posteriormente bailaremos y degustaremos deliciosos manjares que la naturaleza nos ha obsequiado y gracias a nuestras compañeras, guisados con excelente sazón.

Al terminar las palabras de bienvenida las y los anfibios corrieron rápidamente y se alistaron alrededor de la charca. Muy bien peinados y derechitos, parecían un ejército de soldaditos custodiando el agua verdosa; en silencio esperaron la señal. Cuando se escuchó los primeros acordes de la música, al unísono levantaron el anca derecha... ¡la danza había empezado!

Sin embargo, una ranita-simpática (especie ranita sonriente) observaba los acontecimientos en lo alto de un árbol. Ella es Ana, tan menuda y verde como tierna hoja. Sus ojos los más grandes y hermosos que hayan visto, la sonrisa se dibuja en su rostro al menor movimiento que parece un holograma. Quietecita miraba a su alrededor, estaba contenta, pero una brisa de tristeza empañaba su alegría. Tenía instrucciones de no acercarse al festejo, y es que, ella no escucha las gotas de la lluvia, ni el ¡crack, crack!, de las hojas secas cuando las pisan, ni el viento juguetear entre los árboles, ni mucho menos el croar de sus compañeras: Ana es sordomuda.


El Comité de Festejos le pidió a la pequeña permanecer alejada, pues el año anterior nuestra amiga causó una verdadera hecatombe: destrozó baile y canción. Según el comentario de don Filemón, el sapo arlequín que dirige la orquesta. 

Ana, de antemano sabía los pasos y las letras de las canciones; en aquella ocasión convenció a los responsables del festejo que la dejaran participar, cuando inició la danza ella no vio la señal y empezó a destiempo, en lugar de ir a la derecha iba a la izquierda, en lugar de ir la izquierda iba a la derecha chocando con sus compañeras; de su regordeta garganta salieron ruidos extraños, nada armónicos, causando confusión entre los y las participantes.


A la pequeña no le importó, ella siguió bailando y cantando felizmente. En cambio sus compañeros y compañeras enfadadas y aturdidas suspendieron en tres ocasiones el baile.

- ¿Qué está pasando? -. Era la pregunta entre los y las participantes.


Cinco ranas de la familia de anfibios sapillos-de-boca-estrecha, observaban lo sucedido y sintieron una vergüenza inmensa.

- ¡Qué dirán nuestros invitados, la Comisión Real del Noroeste! -Dijo doña Sofía -¡Hay que sacarla de la ronda, está causando tropiezos en el baile y con esos ruidos no deja apreciar el canto!

- Sí, tienes razón. - Comentaron las y los demás, o sea, todos y todas.

Y así fue. Ese día Ana tuvo que retirarse del baile y pasó el resto de la noche observando como se divertían. Esta es la razón por la cual Ana este año no participó y prefirió obedecer.


Se dijo a sí misma "mi mayor deseo es bailar y cantar en el gran festejo... ¿Para qué participo? No escucho la música y no quiero avergonzar a mis compañeras con mis pasos y mi canto". Cuando la fiesta estaba en pleno apogeo, es decir, todos y todas estaban súper divertidos comiendo y bailando, Ana vio a un grupo de aves acercarse sigilosamente. Pensó "¡Qué extraño, son garzas! ... ellas emigran al norte en verano ¿Estarán perdidas?".


Ana saltó del árbol y corrió rápidamente para informarles que se avecinaba el peligro. Brincó de un lado a otro, les habló con señas; pero con tanto alboroto y la música estruendosa nadie prestó atención.

En cambio, le decían: - ¡Deja de saltar! Recuerda, no sabes bailar.

- ¡No te entiendo! 

- ¡Vete a sentar que te van a pisar! 


Ana no se rindió, se dirigió a los músicos y les dijo: - "¡Paren, dejen de tocar! Si no se esconden serán cena de unos enormes pajarracos".
 

Pero todo fue en vano, no leyeron el lenguaje de sus manos y la música continuó.


Espantada, la pequeña rana saltó muy alto y trepó a un árbol. Entre salto y salto de ranas y sapos aquello fue un verdadero zafarrancho; algunas cayeron en el ponche, otras en el pastel, otras quedaron atrapadas entre los adornos, en fin. Lamentablemente, algunos batracios no corrieron con tanta suerte. ¡Quiénes sí tuvieron un delicioso festín fueron las garzas! Al marcharse las escuálidas aves, la incertidumbre invadió La Charca de los Lirios.


Los invitados regresaron a sus casas... Al siguiente día, el Consejo de Ancianos se reunió al caer la tarde y poco a poco fueron agregándose las comunidades vecinas. Con suma tristeza algunos comentaron lo sucedido: - ¡No es posible que esto haya pasado!

- ¡Cómo no nos dimos cuenta! 

- Hemos perdido a varias de nuestras hermanas y hermanos.

- ¡Pero si estamos en verano!, no es tiempo que las garzas crucen la charca. - ¿Qué fue lo que pasó?


Ana observó la tristeza de sus compañeras. - Si les hubiera insistido más, si hubiera intentado otra cosa... ¡Si hubiera...!

El presidente del Consejo subió a la piedra más grande que había en la charca. Era impresionante ver a ese enorme sapo-toro de manchas verde sepia; con su sola presencia la comunidad permanecía callada. Se dirigió a todos y todas  las presentes - Ranas y sapos, no somos la mejor comunidad, ni la más solidaria, ni la más fraterna, ni la mejor.

La naturaleza es sabia, y de ella tenemos que aprender. Muy solemne como suele ser el presidente del Consejo, continuó: - El día de ayer lo pudimos constatar. 


Un sapo levantó la mano y dijo timidamente:

- ¿Por qué dice eso? 


Siempre nos hemos esforzado en ser la mejor comunidad. Interrumpió Juancho, un sapo vecino -Hemos apoyado en catástrofes a nuestros hermanos insectos. Recuerden, cuando la comunidad de los grillos roncos cayó en el pantano. ¿Quién los ayudó?


- Sí, es cierto, yo estuve ahí!! Se escuchó una voz a lo lejos. 


-También nos esmeramos en dar las mejores notas y el mejor baile. - intervino Laura, una rana-azul y primera voz del coro - Gracias a nuestro esfuerzo la comunidad lleva años ganando el premio: Arrullo de luna... ¡Es el sueño de todo anfibio! 


El barullo no se hizo esperar. - ¡Calma, calma compañeros! Precisamente por eso -, dijo el presidente del Consejo- permítanme decir por qué razón no somos la comunidad más fraterna. 


El sapo-toro bajó de la piedra y caminó entre los asistentes; pensativo y con las manos entrelazadas en su espalda, dijo: - Durante el año trabajamos arduamente para esta fiesta. Todos y todas compartimos y disfrutamos nuestras tradiciones; cuidamos hasta el último detalle para hacer lucir nuestra danza; somos vanidosos y vanidosas con nuestro canto; nos vestimos de gala, ropa de vivos colores. Adornamos con flores el agua; se prepara la comida más deliciosa para compartir. Pretendemos ser la comunidad solidaria y más incluyente... pero, no es así.

 -El sapo hizo una pausa, infló su garganta y exhaló un croar... más bien, fue un suspiro. Continuó: 

- No somos tan solidarios, ni tan fraternos; hemos excluido a una compañera porque no puede escuchar, porque no baila igual a nosotros a nosotras, porque no emite un canto dulce. Se dirigió a Ana: - Ayer, ella nos advirtió del peligro y no la escuchamos. Preferimos divertirnos, ignoramos su esfuerzo. Y no apreciamos que en sus gestos, sus señas y su sonido, nos quería decir lo importante que somos para ella.


- No, eso no es verdad -, dijo doña Cuca - La alejamos para que ella esté bien, para que no le pase nada. 

 


Una rana del Consejo, comentó - Cuando Ana era un renacuajo y nos enteramos de que no escuchaba, todos y todas aprendimos el lenguaje de señas. 


Otro integrante del Consejo de Ancianos, un sapo-de-la-pradera (sapo extranjero), intervino, - ¿Protegerla, de qué? ¿De participar? ¿De compartir y disfrutar lo que hace feliz a nuestra especie? Acaso le hemos preguntado a ella, ¿qué es lo que desea?... ¿qué la hace feliz? 


- Así es -, el sapo-toro tomó la palabra -. Queremos perfección en nuestro festejo, que nada empañe su excelencia y nuestro orgullo. Anteponemos nuestros deseos personales excluyendo el sentimiento de los demás. Ana nos advirtió del peligro y despreciamos su esfuerzo, como hemos despreciado su alegría por convivir. En todo momento ha sido solidaria con todos y todas y... ¿Nosotros con ella? ... La naturaleza es sabia, porque hasta en el silencio hay mensajes, y es necesario aprender a escuchar-. 


Ana muy atenta fue leyendo los labios de sus compañeros, al mismo tiempo, una enorme alegría subió por sus ancas hasta estallar en una gran sonrisa;  en ese instante supieron que estaban en un error. La pequeña rana tenía una capacidad diferente,  una forma distinta de adaptarse a la vida, pero su forma de sentir y de vivir la alegría o la tristeza, era exactamente igual al resto de la comunidad.


Si llegas a ir a La Charca de los Lirios podrás escuchar un dulce murmullo, la pequeña rana canta y baila todo el día..., sin que nadie le diga nada. 


El susurro del viento

 

me invita a bailar, 

extiendo mis brazos 

me pongo a girar: 

¡gira que gira 

y vuelvo a girar! 

Gota a gota la lluvia cae, 

danzan las ranas por el lugar, 

mi canto es un dulce croar: 

arrullo a la luna 

cuando creciente está.

Fin
Cuento infantil. Tema: erradicar la discriminación y fortalecer la inclusión 2012.


  Reparto

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